Mañana el terror volverá a
inundar de sangre Tordesillas. De nuevo la maldad, la ignorancia y la
“tradición” se vestirán de lanza para cometer otro crimen sin sentido, otro
agujero en la naturaleza humana, otra herida en la esperanza y tomarán un nuevo
paso hacia la vergüenza.
Mañana un nuevo héroe del dolor
será galardonado con la oportunidad de mirar a la luz herida de unos ojos que
miran desesperados, cansados, inquisidores y derrotados, antes
de dar la última estocada que la apagará para siempre. Y con ella atravesará otro trozo de nuestra alma. Un alma que respira agonía e impotencia y se desborda en forma de lágrimas que parecen etéreas, que parecen inútiles, que buscan comprensión alrededor y solo encuentran personajes públicos con voces atronadoras que enmudecen con dinero los gritos agonizantes de un toro.
de dar la última estocada que la apagará para siempre. Y con ella atravesará otro trozo de nuestra alma. Un alma que respira agonía e impotencia y se desborda en forma de lágrimas que parecen etéreas, que parecen inútiles, que buscan comprensión alrededor y solo encuentran personajes públicos con voces atronadoras que enmudecen con dinero los gritos agonizantes de un toro.
Pero mañana, mañana gritemos con
él, gritemos tan alto que el dolor se haga físico, que invada de frío los
corazones que se niegan a escuchar, que congele sus voces atronadoras y pare el
tiempo y sus lanzas hasta que sientan que todas las batallas que creyeron
ganar, las perdieron contra ellos mismos.
Y solo desearía que tú,
Rompesuelas, cruelmente bautizado para morir, te deshicieses de ese nombre
indigno y lo utilizases para romper a volar y ver a todas sus suelas
desvanecerse a lo lejos, muy lejos de ti, donde no puedan contaminarte de
maldad, ni acorralarte en sus inseguridades.
Donde puedas ser un verdadero icono de nuestro país, un icono admirado,
imponente, vivo y respetado.
En un mundo donde dejamos morir a personas que huyen de la
guerra antes que acogerlas, donde la sociedad olvida las antiguas y presentes
tragedias al click de un botón, donde las injusticias nos ahogan, en un mundo
donde la hipocresía se desayuna cada día y donde torturamos a un animal hasta
su muerte por diversión, en un mundo así sigo creyendo en gente maravillosa con
ganas de cambiarlo, creo en esa posibilidad y actuaré cada día para
demostrarlo.
Consigamos que mañana sea el último día en que un toro tiene
que morir en España, y en el mundo. Llenemos a España de cultura y no de sangre.
Consigamos que el mañana eternamente repetido, por fin se detenga.