Marine Le Pen, actual presidenta del Front National |
Europa vuelve a flaquear a la hora de afrontar los múltiples problemas que
van surgiendo. Y solamente hace falta remontarse unos meses atrás para poder
observar la falta de eficiencia a la hora de resolver las dificultades que se
van sucediendo unas tras otras. Primero
fue la crisis en Grecia, en la que se ha podido observar la falta de
solidaridad con los Estados miembros. Un ataque frontal contra la soberanía del
pueblo griego, comandado por una Angela Merkel audaz capaz de llevar
al pueblo heleno hasta el precipicio. En un tira y afloja que se prolongó más
de lo esperado, Alexis Tsipras fue el defensor de su pueblo, referéndum en mano, que combatió
contra las medidas impuestas por los acreedores hasta llegar al borde del
abismo. Sin embargo, en un giro inesperado, acabo aceptando unas medidas más
exigentes de las que previamente se ofrecían. Rindió pleitesía ante Frau Merkel.
Y, en segundo lugar, y más reciente, Europa
está teniendo complicaciones a la hora de llevar a cabo medidas para resolver
el problema de los refugiados. Cientos de miles de personas huyen de sus
hogares, impulsados por el temor que amenaza en sus países. Sin hogares, sin
familias, emprenden un viaje de miles de kilómetros con el objetivo de
resguardarse bajo el manto solidario de Europa. Sin embargo, al llegar se
encuentran con zancadillas, verjas, países que primero les abren las puertas y
luego las vuelven a cerrar de golpe y porrazo. Miles de voces se elevan en el
viejo continente, intentando acabar con las esperanzas de aquellos quienes
huyen de la guerra y la devastación, buscando solidaridad en un continente
donde brilla por su ausencia.
Estos problemas allanan el terreno y crean un caldo de cultivo perfecto para un viejo enemigo que se encuentra
arraigado en una Europa débil a la que le cuesta buscar la estabilidad dentro
del viejo continente: la extrema
derecha.
Desde la crisis económica que asola Europa, añadiendo los múltiples
problemas que van aflorando con el paso del tiempo, sentimientos de
ultranacionalismo, xenofobia y racismo se mueven como pez en el agua entre una
población que deja de creer en el proyecto europeo. El desencanto ante la
situación actual y la ineficacia de las élites europeas para gestionar el escenario
en el que nos desenvolvemos, han infundido en la población un euroescepticismo.
Estos partidos de extrema derecha han sabido canalizar el miedo y la
incertidumbre al futuro por parte de la población, y han fijado como enemigo al
capitalismo de una Europa neoliberal que se ha distanciado de su pueblo. Movimientos neo-populistas de carácter totalitario y
xenófobo, han conseguido no solo aparecer ''electoralmente'' en nuevos países y parlamentos, sino que, en donde estaban, han ido creciendo y
consolidándose. El discurso se afirma en la idea de la traición de las élites
al pueblo, y llama a éste a la movilización y organización para recuperar el
bien común. Se exalta la ''ultrademocracia'',
un pueblo maltrecho y oprimido por unas élites corruptas que les han abandonado,
y han secuestrado la soberanía nacional. Esta extrema derecha ha sabido
resucitar el sentimiento de una identidad nacional por encima de la Unión
Europea y un rechazo a sus políticas (económicas, sociales...). Han tenido una
gran presencia entre los más afectados y han logrado una movilización social
desde las bases de la población.
Por toda Europa, estos partidos poseen unas premisas en común, al igual que
cada país posee elementos de diferenciación nacional. Las causas comunes son la
globalización capitalista y el tipo de integración europea. Además, promulgan
un bloqueo férreo contra la inmigración, expulsiones, recorte de derechos a
quienes ya se encuentran asentados en los países y un endurecimiento en la
represión contra aquellos que intentan entrar.
Sin embargo, dentro de cada Estado, cada formación política emprende su propia cruzada: en Europa del Este, hay una vinculación a la izquierda con un sentimiento de nostalgia hacia el comunismo, que sirve de trampolín a la extrema derecha; en el Centro de Europa hay un marcado carácter islamófobo; y en el Sur de Europa, hay un descontento por las medidas de austeridad y el reparto de la miseria. Sin embargo, en estos últimos países, exceptuando en Grecia, ni en España, Portugal, Irlanda o Chipre ha habido un auge de estas fuerzas, que sí las han tenido fuerzas de izquierda o extrema izquierda.
Sin embargo, dentro de cada Estado, cada formación política emprende su propia cruzada: en Europa del Este, hay una vinculación a la izquierda con un sentimiento de nostalgia hacia el comunismo, que sirve de trampolín a la extrema derecha; en el Centro de Europa hay un marcado carácter islamófobo; y en el Sur de Europa, hay un descontento por las medidas de austeridad y el reparto de la miseria. Sin embargo, en estos últimos países, exceptuando en Grecia, ni en España, Portugal, Irlanda o Chipre ha habido un auge de estas fuerzas, que sí las han tenido fuerzas de izquierda o extrema izquierda.
Miembros del JOBBIK en Hungría |
Uno de los principales rasgos de este reformado nacional-populismo es la
exaltación de la xenofobia, identificando al extranjero pobre como raíz de los
males que sufre la comunidad nacional. El aumento general del paro y el
crecimiento de la inmigración en Europa durante las últimas décadas, sumado a
la ola de refugiados, han constituido un clima propicio para la extensión del
discurso xenófobo. La competencia, en vez de la cooperación, entre los
trabajadores, nativos o extranjeros, por unos recursos cada vez más escasos en
un clima de inestabilidad social y económica, y el desmantelamiento del Estado de Bienestar, han sido temas
recogidos por la ultraderecha que van a señalar como causante a la inmigración.
Explotan de forma populista el miedo al extraño, al diferente, ensalzando la
primacía nacional frente a los extranjeros. Se les niega el derecho universal
de las personas a buscar un futuro digno, y se les reconoce como causantes del
robo de la riqueza de la nación y de la usurpación de las prestaciones
sociales.
Ya no es considerado una supuesta diferenciación de razas. Una supremacía
de la raza blanca sobre las demás. Ahora el discurso xenófobo gira en torno a
las diferencias culturales y de identidad. La cultura occidental es considerada
como el máximo representante de la ''civilización''. Y dentro de la
inmigración, el máximo enemigo a abatir es el islamismo. A partir del final de la Guerra Fría, se buscó un nuevo enemigo que
sustituyera al comunismo. El mundo islámico es reconocido como algo
antiguo, incapaz de modernizarse. Todo este odio aumentó exponencialmente a
raíz de los atentados del 11-S, y en Europa se considera que la confesión
musulmana es radicalmente incompatible porque destruiría la tradición, cultura
y raíces del continente.
En la localidad de Heidenau
(Alemania), se aprobó la instalación en un alojamiento de refugiados para unas
300 personas, las cuales fueron recibidas por un millar de neonazis entre
insultos, lanzamiento de botellas y
piedras, y algún cohete. ''Vienen y no
aportan nada. Nos quitan el trabajo'' comentan. Por desgracia, este no es
un comportamiento aislado. Varias ciudades alemanas han presenciado
multitudinarias marchas en contra de la ''islamización
de Europa'' que lleva a cabo el grupo de Patriotas Europeos contra la
Islamización de Occidente (PEGIDA por sus siglas en alemán).
Miles de personas en una manifestación de PEGIDA |
Para poder contrastar con datos el auge de esta extrema derecha, a continuación se presenta una tabla con
el porcentaje de votos, en su país, de los partidos de extrema derecha tanto en
las elecciones europeas de 2009 como en las del 2014.
País
|
Partido
|
Elecciones 2009
|
Elecciones 2014
|
Alemania
|
AfD
|
-
|
7%
|
Austria
|
FPÖ
|
12,71%
|
19,5%
|
Croacia
|
HSP (HDZ y AS)
|
-
|
41,39%
|
Dinamarca
|
DF
|
14,8%
|
26,6%
|
Finlandia
|
VS
|
9,7%
|
12,9%
|
Francia
|
FN
|
6,3%
|
24,95%
|
Grecia
|
Amanecer Dorado
|
-
|
9,34%
|
Hungría
|
JOBBIK
|
14,77%
|
14,68%
|
Letonia
|
VL (coalición)
|
2,81%
|
14%
|
Reino Unido
|
UKIP
|
16,09%
|
29%
|
Si este auge pudiera tener un rostro, este sería sin lugar a dudas el de Marine
Le Pen y el Front National.
En Francia,el FN fue
fundado en 1972 por Jean-Marie Le Pen. Acusado en varias ocasiones por incitación al
odio racial, por negar el genocidio nazi, dirigió su partido hasta el 2011,
cuya presidencia quedó delegada en su hija Marine
Le Pen. En Agosto de 2015, la formación consiguió expulsar al exdirigente
por indicar que las cámaras de gas en los campos de concentración nazis no son
más que ‘’un detalle’’ de la historia. Con esta expulsión, Marine intentó suavizar la imagen del partido. Sin embargo, ella es
ahora la que se sentará ante un juez el próximo 20 de Octubre por incitación al
odio racial, por unas declaraciones en las que comparaba las oraciones de los
musulmanes en las calles con la ocupación nazi. A pesar de ello, los sondeos
publicados para las nuevas elecciones regionales -realizados por el instituto
Odoxa-, que se celebrarán en dos vueltas los próximos 6 y 13 de diciembre de
2015, la consideran la candidata
favorita a la presidencia de la región de Nord Pas de Calais Picardía con una
estimación del 39% de los votos. ''Hay que anular Schengen, impedir a los
excombatientes extranjeros que vuelvan. Europa nos ha debilitado imponiendo una
apertura total de las fronteras'' afirmó Marine el pasado Enero ante el
Parlamento Europeo. El FN está sabiendo canalizar el miedo de la población ante
las olas de refugiados que llegan y el problema de Calais.
Al otro lado del Canal de la Mancha, el partido UKIP, a pesar de obtener
tan solo un escaño, fue la tercera fuerza del país con el respaldo de cuatro
millones de ingleses. David Cameron, actual primer ministro, ha dado un giro a
la derecha con la crisis de Calais, ampliando la presencia policial en la zona,
junto con perros, además de haber prohibido el alquiler de pisos a inmigrantes
irregulares en el Reino Unido.
Alemania, uno de los
principales destinos de los refugiados, siente como aumenta el sentimiento
xenófobo. El movimiento Pegida, originado en la
ciudad de Dresde, gana simpatizantes, manifestándose contra la islamización de
Europa. El partido neonazi NPD está presente en un Parlamento regional. Y todo
esto alrededor de una violencia dirigida hacia los refugiados y hacia aquellos
que están a favor de acogerlos. Ya han sido varias las agresiones a voluntarios
y a solicitantes de asilo. Horst Seehofer, jede del Gobierno
regional de Baviera, ha afirmado que aquellos que provienen de los Balcanes
solo quieren aprovecharse del sistema social establecido en Alemania.
Este último cuenta con el apoyo de Viktor Orbán, actual presidente de Hungría. Este país ha mostrado el lado
más cruel e inhumano ante la situación de crisis humanitaria que estamos
viviendo. Fronteras cerradas, aumento de la presencia del ejército y el uso de
gases contra los refugiados, son algunas de las horrendas acciones que ha
emprendido el presidente. Además, afirma que’’ la cristiandad europea
prácticamente es incapaz en la actualidad de mantener a Europa cristiana’’.
Además del propio presidente, cuyo partido es el Fidesz, los ataques racistas
también se producen desde el partido ultraderechista JOBBIK (Movimiento por una Hungría Mejor). Este partido ha pedido a
los judíos que habiten su país, que firmen un registro especial. Son ultras con
indumentaria paramilitar que van perpetrando el odio y el fanatismo, linchando
a gitanos y judíos.
Simpatizantes de Amanecer Dorado, en Grecia |
Dinamarca, los Países Bajos, Polonia… En casi todos los países europeos
está arraigada la extrema derecha, que se extiende a lo ancho y a lo largo de
nuestro continente.
Ante situaciones de inestabilidad, es sencillo que surja el miedo y el
temor entre las personas, y que se dejen llevar por discursos marcados de odio.
Sin embargo, Europa posee una oscura cicatriz en el alma, dolorosa, pero
necesaria, que nos recuerde que no tenemos que perder la cordura ni la sensatez.
Debemos actuar y no permitir ni un paso más a este antiguo fantasma que nunca
abandonó nuestros hogares.