viernes, 25 de septiembre de 2015

Resurgen los viejos fantasmas

Marine Le Pen, actual presidenta del Front National
Europa vuelve a flaquear a la hora de afrontar los múltiples problemas que van surgiendo. Y solamente hace falta remontarse unos meses atrás para poder observar la falta de eficiencia a la hora de resolver las dificultades que se van sucediendo unas tras otras. Primero fue la crisis en Grecia, en la que se ha podido observar la falta de solidaridad con los Estados miembros. Un ataque frontal contra la soberanía del pueblo griego, comandado por una Angela Merkel audaz capaz de llevar al pueblo heleno hasta el precipicio. En un tira y afloja que se prolongó más de lo esperado, Alexis Tsipras fue el defensor de su pueblo, referéndum en mano, que combatió contra las medidas impuestas por los acreedores hasta llegar al borde del abismo. Sin embargo, en un giro inesperado, acabo aceptando unas medidas más exigentes de las que previamente se ofrecían. Rindió pleitesía ante Frau Merkel.

Y, en segundo lugar, y más reciente, Europa está teniendo complicaciones a la hora de llevar a cabo medidas para resolver el problema de los refugiados. Cientos de miles de personas huyen de sus hogares, impulsados por el temor que amenaza en sus países. Sin hogares, sin familias, emprenden un viaje de miles de kilómetros con el objetivo de resguardarse bajo el manto solidario de Europa. Sin embargo, al llegar se encuentran con zancadillas, verjas, países que primero les abren las puertas y luego las vuelven a cerrar de golpe y porrazo. Miles de voces se elevan en el viejo continente, intentando acabar con las esperanzas de aquellos quienes huyen de la guerra y la devastación, buscando solidaridad en un continente donde brilla por su ausencia.
Estos problemas allanan el terreno y crean un caldo de cultivo perfecto  para un viejo enemigo que se encuentra arraigado en una Europa débil a la que le cuesta buscar la estabilidad dentro del viejo continente: la extrema derecha.

Desde la crisis económica que asola Europa, añadiendo los múltiples problemas que van aflorando con el paso del tiempo, sentimientos de ultranacionalismo, xenofobia y racismo se mueven como pez en el agua entre una población que deja de creer en el proyecto europeo. El desencanto ante la situación actual y la ineficacia de las élites europeas para gestionar el escenario en el que nos desenvolvemos, han infundido en la población un euroescepticismo.




Estos partidos de extrema derecha han sabido canalizar el miedo y la incertidumbre al futuro por parte de la población, y han fijado como enemigo al capitalismo de una Europa neoliberal que se ha distanciado de su pueblo. Movimientos neo-populistas de carácter totalitario y xenófobo, han conseguido no solo aparecer ''electoralmente'' en nuevos países y parlamentos, sino que, en donde estaban, han ido creciendo y consolidándose. El discurso se afirma en la idea de la traición de las élites al pueblo, y llama a éste a la movilización y organización para recuperar el bien común. Se exalta la ''ultrademocracia'', un pueblo maltrecho y oprimido por unas élites corruptas que les han abandonado, y han secuestrado la soberanía nacional. Esta extrema derecha ha sabido resucitar el sentimiento de una identidad nacional por encima de la Unión Europea y un rechazo a sus políticas (económicas, sociales...). Han tenido una gran presencia entre los más afectados y han logrado una movilización social desde las bases de la población.

Por toda Europa, estos partidos poseen unas premisas en común, al igual que cada país posee elementos de diferenciación nacional. Las causas comunes son la globalización capitalista y el tipo de integración europea. Además, promulgan un bloqueo férreo contra la inmigración, expulsiones, recorte de derechos a quienes ya se encuentran asentados en los países y un endurecimiento en la represión contra aquellos que intentan entrar.

 
Sin embargo, dentro de cada Estado, cada formación política emprende su propia cruzada: en Europa del Este, hay una vinculación a la izquierda con un sentimiento de nostalgia hacia el comunismo, que sirve de trampolín a la extrema derecha; en el Centro de Europa hay un marcado carácter islamófobo; y en el Sur de Europa, hay un descontento por las medidas de austeridad y el reparto de la miseria. Sin embargo, en estos últimos países, exceptuando en Grecia, ni en España, Portugal, Irlanda o Chipre ha habido un auge de estas fuerzas, que sí las han tenido fuerzas de izquierda o extrema izquierda.

Miembros del JOBBIK en Hungría
Ciertamente no todos los grupos de ultraderecha son iguales. Tres son las tendencias de la ultraderecha europea. Unos, como el JOBBIK húngaro o Amanecer Dorado de Grecia, no maquillan su discurso neonazi. Otros, como el Partido por la Libertad del holandés Geert Wilders o la misma Marine Le Pen, enfocan sus críticas a la pérdida de soberanía a causa de la integración europea y piden la salida de buena parte de la inmigración, rechazando con más énfasis la islámica. Por último, otros como el UKIP británico, enfatizan más las tesis eurófobas.

Uno de los principales rasgos de este reformado nacional-populismo es la exaltación de la xenofobia, identificando al extranjero pobre como raíz de los males que sufre la comunidad nacional. El aumento general del paro y el crecimiento de la inmigración en Europa durante las últimas décadas, sumado a la ola de refugiados, han constituido un clima propicio para la extensión del discurso xenófobo. La competencia, en vez de la cooperación, entre los trabajadores, nativos o extranjeros, por unos recursos cada vez más escasos en un clima de inestabilidad social y económica, y el desmantelamiento del Estado de Bienestar, han sido temas recogidos por la ultraderecha que van a señalar como causante a la inmigración. Explotan de forma populista el miedo al extraño, al diferente, ensalzando la primacía nacional frente a los extranjeros. Se les niega el derecho universal de las personas a buscar un futuro digno, y se les reconoce como causantes del robo de la riqueza de la nación y de la usurpación de las prestaciones sociales.

Ya no es considerado una supuesta diferenciación de razas. Una supremacía de la raza blanca sobre las demás. Ahora el discurso xenófobo gira en torno a las diferencias culturales y de identidad. La cultura occidental es considerada como el máximo representante de la ''civilización''. Y dentro de la inmigración, el máximo enemigo a abatir es el islamismo. A partir del final de la Guerra Fría, se buscó un nuevo enemigo que sustituyera al comunismo. El mundo islámico es reconocido como algo antiguo, incapaz de modernizarse. Todo este odio aumentó exponencialmente a raíz de los atentados del 11-S, y en Europa se considera que la confesión musulmana es radicalmente incompatible porque destruiría la tradición, cultura y raíces del continente.


Miles de personas en una manifestación de PEGIDA
En la localidad de Heidenau (Alemania), se aprobó la instalación en un alojamiento de refugiados para unas 300 personas, las cuales fueron recibidas por un millar de neonazis entre insultos,  lanzamiento de botellas y piedras, y algún cohete. ''Vienen y no aportan nada. Nos quitan el trabajo'' comentan. Por desgracia, este no es un comportamiento aislado. Varias ciudades alemanas han presenciado multitudinarias marchas en contra de la ''islamización de Europa'' que lleva a cabo el grupo de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA por sus siglas en alemán).


Para poder contrastar con datos el auge de esta extrema derecha, a continuación se presenta una tabla con el porcentaje de votos, en su país, de los partidos de extrema derecha tanto en las elecciones europeas de 2009 como en las del 2014.

País
Partido
Elecciones 2009
Elecciones 2014
Alemania
AfD
-
7%
Austria
FPÖ
12,71%
19,5%
Croacia
HSP (HDZ y AS)
-
41,39%
Dinamarca
DF
14,8%
26,6%
Finlandia
VS
9,7%
12,9%
Francia
FN
6,3%
24,95%
Grecia
Amanecer Dorado
-
9,34%
Hungría
JOBBIK
14,77%
14,68%
Letonia
VL (coalición)
2,81%
14%
Reino Unido
UKIP
16,09%
29%

Si este auge pudiera tener un rostro, este sería sin lugar a dudas el de Marine Le Pen y el Front National.

En Francia,el FN fue fundado en 1972 por Jean-Marie Le Pen. Acusado en varias ocasiones por incitación al odio racial, por negar el genocidio nazi, dirigió su partido hasta el 2011, cuya presidencia quedó delegada en su hija Marine Le Pen. En Agosto de 2015, la formación consiguió expulsar al exdirigente por indicar que las cámaras de gas en los campos de concentración nazis no son más que ‘’un detalle’’ de la historia. Con esta expulsión, Marine intentó suavizar la imagen del partido. Sin embargo, ella es ahora la que se sentará ante un juez el próximo 20 de Octubre por incitación al odio racial, por unas declaraciones en las que comparaba las oraciones de los musulmanes en las calles con la ocupación nazi. A pesar de ello, los sondeos publicados para las nuevas elecciones regionales -realizados por el instituto Odoxa-, que se celebrarán en dos vueltas los próximos 6 y 13 de diciembre de 2015,  la consideran la candidata favorita a la presidencia de la región de Nord Pas de Calais Picardía con una estimación del 39% de los votos. ''Hay que anular Schengen, impedir a los excombatientes extranjeros que vuelvan. Europa nos ha debilitado imponiendo una apertura total de las fronteras'' afirmó Marine el pasado Enero ante el Parlamento Europeo. El FN está sabiendo canalizar el miedo de la población ante las olas de refugiados que llegan y el problema de Calais.

Al otro lado del Canal de la Mancha, el partido UKIP, a pesar de obtener tan solo un escaño, fue la tercera fuerza del país con el respaldo de cuatro millones de ingleses. David Cameron, actual primer ministro, ha dado un giro a la derecha con la crisis de Calais, ampliando la presencia policial en la zona, junto con perros, además de haber prohibido el alquiler de pisos a inmigrantes irregulares en el Reino Unido.

Alemania, uno de los principales destinos de los refugiados, siente como aumenta el sentimiento xenófobo. El movimiento Pegida, originado en la ciudad de Dresde, gana simpatizantes, manifestándose contra la islamización de Europa. El partido neonazi NPD está presente en un Parlamento regional. Y todo esto alrededor de una violencia dirigida hacia los refugiados y hacia aquellos que están a favor de acogerlos. Ya han sido varias las agresiones a voluntarios y a solicitantes de asilo. Horst Seehofer, jede del Gobierno regional de Baviera, ha afirmado que aquellos que provienen de los Balcanes solo quieren aprovecharse del sistema social establecido en Alemania.

Este último cuenta con el apoyo de Viktor Orbán, actual presidente de Hungría. Este país ha mostrado el lado más cruel e inhumano ante la situación de crisis humanitaria que estamos viviendo. Fronteras cerradas, aumento de la presencia del ejército y el uso de gases contra los refugiados, son algunas de las horrendas acciones que ha emprendido el presidente. Además, afirma que’’ la cristiandad europea prácticamente es incapaz en la actualidad de mantener a Europa cristiana’’. Además del propio presidente, cuyo partido es el Fidesz, los ataques racistas también se producen desde el partido ultraderechista JOBBIK (Movimiento por una Hungría Mejor). Este partido ha pedido a los judíos que habiten su país, que firmen un registro especial. Son ultras con indumentaria paramilitar que van perpetrando el odio y el fanatismo, linchando a gitanos y judíos.


Simpatizantes de Amanecer Dorado, en Grecia
En Grecia, el partido Amanecer Dorado, cuyos dirigentes están en prisión, ha sido la tercera fuerza política en las pasadas elecciones con un 7% de los votos. La llegada masiva de refugiados, así como la situación actual del país, son razones para explicar su resultado. En la isla de Lesbos, donde mayor cantidad de inmigrantes acoge, el porcentaje de votos a Amanecer Dorado donde han doblado su apoyo. El partido siempre se ha opuesto a la inmigración, a los cuales ven como causantes del desempleo y las altas tasas de criminalidad. Varias encuestas la sitúan como la primera elección entre los jóvenes del país.

Dinamarca, los Países Bajos, Polonia… En casi todos los países europeos está arraigada la extrema derecha, que se extiende a lo ancho y a lo largo de nuestro continente.

Ante situaciones de inestabilidad, es sencillo que surja el miedo y el temor entre las personas, y que se dejen llevar por discursos marcados de odio. Sin embargo, Europa posee una oscura cicatriz en el alma, dolorosa, pero necesaria, que nos recuerde que no tenemos que perder la cordura ni la sensatez. Debemos actuar y no permitir ni un paso más a este antiguo fantasma que nunca abandonó nuestros hogares.


"Quien no conoce la historia, está condenado a repetir sus errores"